Serie
El Crepitar de los Insectos
PLANTA CADÁVER
Galería Universidad Finis Terrae, Facultad de Artes
2024
No pienso que el hombre tenga la más mínima posibilidad de arrojar un poco de luz sobre todo eso sin dominar antes lo que le aterroriza. No se trata de que haya que esperar un mundo en el cual ya no quedarían razones para el terror (…). Se trata de que el hombre sí puede superar lo que le espanta, puede mirarlo de frente.
Georges Bataille, El erotismo
El Crepitar de los Insectos plantea una investigación visual que surge en periodo de pandemia, frente a la marcación corrosiva que implica una introspección a los campos referenciales propios y los excedentes del contexto en convulsión. (Levantamientos sociales en Latinoamérica)
Una disidencia visual que aglutina horrores, corrimientos y descalces de lo humano en sintonía con las disidencias en todo orden, desde la fijación en lo diferente, lo foráneo, expandido hasta el sitio de lo abyecto como extremo polar de la propia migración de los conceptos instalados en la forma.
En alianzas disciplinares la mirada se instala a nivel de suelo, la línea de lo no observado para trabajar con los desperdicios del sistema, compilando en un proceso de largo aliento, El libro negro, una serie de bocetos tridimensionales, experimentos visuales, apuntes rápidos del entorno, que entran en vibración con lo que subyace en la realidad de lo humano.
La distorsión de lo político y la deformación de lo biológico establecen un linde que desmitifica los estatutos y valores de la sociedad perfectamente alineados a los mecanismos de blanqueamiento de estado y las necro-políticas del poder como embrión de una sociedad cristalizada en la perfección, la pureza y el lustre de sustentar toda acción en la negación violenta del otro.
El tránsito de grupos sociales, los movimientos y transferencias migratorias, circulan además de una transferencia cultural, una trama subterránea de oscuridad, una red negra que arma una nervadura fractal sobre Latinoamérica, haciendo sustento político y normativo a los estados.
Violencia estadual, narcotráfico, corrupción, migraciones, necro estados, divergencias son conceptos que transitan la obra, pero no necesariamente desde su investigación periodística sino más bien, desde el origen natural de la condición humana o infra humana.
Un imaginario subterráneo, solapado, circula una realidad instalada, que es blanqueada desde el sistema, en un negacionismo a lo real, a la verdad, con interpretaciones maquilladas de los acontecimientos en búsqueda de un estado de cosas conformista.
El espacio del arte desde la subyugación a los estatutos del mercado y las líneas capitalistas, aborda desde la mercantilidad estos procesos sociales.
Lagarto, la maquina higienizante, pretende subvertir confrontacionalmente la umbra del sistema social, ligando desde la percepción sensual de las imágenes una lectura ambigua, donde rechazo y seducción, concepto y forma construyen un lenguaje que habla desde lo originario.
Quien describe violencia habla sobre personas y mentalidades, sobre rituales y tabúes, sobre instituciones y sobre mucho más, de lo contrario lo narrado se queda en un suceso vacío sin importancia. Pero, además, quien describe violencia va más allá, ya que, al mismo tiempo, habla sobre sí mismo y sobre las sensaciones que la imagen de la violencia evocan en su interior. Más bien los sociólogos e historiadores escriben sobre la violencia como si fuera parte de un mundo que no fuera el suyo. Esto sería válido también para el escribir empático, ya que sólo podemos sentir empatía por algo ajeno al yo. La violencia permanece en lo que es ajeno a nosotros. Habita el afuera desde un interior haciendo ruidos bestiales y crepitares desde una umbra perfecta.