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Prueba de Estado I

VACUO un espacio inexistente

2024

SOMOS IMPERIO

Telones de movilización

 

Para El crepitar de los insectos, su tercera exposición en Bogotá las anteriores se realizaron en 2007 y 2018-, Víctor Hugo Bravo decidió sumar a temas estructurales de su obra, como la sociedad del control y los efectos del capitalismo salvaje, problemáticas actuales y concretas del contexto colombiano, como el estallido social de 2020-1, y la gran crisis migratoria del Tapón del Darién, lugar por el que transitaron medio millón de personas el año pasado, en busca del sueño americano. A la vez, Bravo nos habla de una maquina higienizante puesta a punto en la reciente pandemia global, una hidra de muchas cabezas que suprime sistemas de salud, apoya la deforestación amazónica y lleva mercenarios a Haití para asesinar un presidente. Una maquina higienizante que se apoya en una falsa legalidad, que impone payasos en el poder y que perpetúa sistemas de exclusión y marginación.  

 

En un marco global más amplio, El crepitar de los insectos, presentada previamente en el Museo Placilla de Valparaíso (Chile) y en el MAAC de Guayaquil (Ecuador), refleja el nihilismo imperial, el tecno feudalismo, la cultura de la muerte, el narcisismo ideológico, la codicia sin límites que se expresan con toda claridad en el genocidio del pueblo palestino, apoyado impunemente por los “países desarrollados”.

En su exposición anterior en Bogotá, Cabezas rojas, Bravo estaba interesado en el clima de violencia generalizada que se desarrollaba en América latina en el periodo inmediatamente anterior a la pandemia, y sus causas: la debilidad de nuestras democracias, las beligerantes organizaciones del narco tráfico, el fantasma del totalitarismo, el armamentismo imperante y la sensación general de crisis generalizada. Bravo desarrolló entonces lo que puede llamarse un análisis poético de la necro política, dibujando y fabricando piezas escultóricas de formatos grande, mediano y pequeño, creando obras de doble carácter que exploraban las tensiones entre lo amenazador y lo festivo, lo autoritario y lo anárquico, lo mesiánico y lo apocalíptico, las que permitían razonar y racionalizar sobre el desajuste y el desequilibrio espiritual, intelectual, social y político de Occidente.

Para esta ocasión, Bravo se sirve de los mismos elementos formales -objetos plásticos, basura, ladrillos, madera, pintura, papel, telas, luces eléctricas, cintas y cables- y el cruce de universos que se entremezclan en su obra que proceden de la cultura popular -ciencia ficción, punk, metal, películas de terror, anime y gore, fotografías forenses, médicas y pornográficas- y de la historia del arte -las vanguardias experimentales del Siglo XX, Joseph Beuys, el accionismo vienes-.

El resultado es una compleja exploración de los fluidos y de los secretos, de las secreciones y las represiones, de los decesos y los excesos, de la escatología, la antropofagia y el universo cyborg, situado en una imaginada selva pluvial, en uno de los lugares más inhóspitos y difíciles del planeta, el aun hoy inconquistable Tapón del Darién.

Santiago Rueda Fajardo

Bogotá, Colombia, 2024

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