El Sitio de la Enfermedad
Fotoperformance, objetos, arcilla, esmalte, cuerpos
1998
Y en la medida que ese manchismo se asimila a la gusanización, es que el cuerpo muerto de lo real ha comenzado a podrirse, a corromperse, a des-componerse. Se asoma el cadáver de la realidad en estado de putrefacción proliferante. Estos gusanos son la multiplicación del falo totémico introduciéndose y reapareciendo por las desagarraduras de lo que antes, alguna vez, estuvo vivo (“¿No oímos aún nada del ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No percibimos aún nada de la podredumbre divina? – también los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto”! / decía el hombre loco que irrumpió en la plaza encendiendo una linterna. Nietzsche). Se concitan ataúdes, mesas de autopsia, y la compañía solemne de armas e instrumentos de tortura. El águila ha sido superada por el cóndor, el emblemático carroñero. Y el emblema mismo, por su desmontaje. El escudo es ahora el cuerpo muerto, todavía húmedo, de la mujer ultrajada. La infancia fue dada, o arrebatada, en sacrificio. La austeridad se impone.